La deshidratación de la frutas es considerada una forma de aprovechar un producto perecedero para que no se desperdicie y se conserve durante todo el año y no sólo por una temporada. La consistencia de la fruta deshidratada la hace un alimento atractivo para todas las edades y una alternativa saludable que puede sustituir a las golosinas que no contienen aportes nutritivos. Esta opción también es vital para las personas que tienen restringidos los líquidos en su dieta, como quienes padecen de insuficiencia renal. Asimismo, se incluye en los tratamientos de recuperación de trastornos alimenticios, porque las porciones, aunque pequeñas, tienen grandes beneficios para el organismo. Aportan una gran cantidad de fibra, hierro, calcio y vitaminas.